Profr. Jesús Sánchez Rodríguez.
La agresión es una respuesta natural y de adaptación ante la amenaza; que representa una emoción que inspira sentimientos y conductas poderosas que permiten luchar y defendernos cuando somos atacados. Con frecuencia, detrás de la conducta agresiva se encuentra el enojo. El enojo ocurre como una respuesta a la frustración o ante una amenaza física o psicológica.
Todos lo hemos hecho, consciente o inconscientemente. La cosa es que perdemos control y zas que nos lanzamos contra el prójimo o prójima y luego, luego decimos: ¡Qué me vez güey! ¡Te gusto pinche puñal! ¡Desgraciados maestros, haraganes, ahí están bloqueando la carretera! ¡Indios jijos de su madreselva, solo para chingar son vivos!, y así con un florido lenguaje y cara de diablo, paralizamos al que tiene la mala suerte de cruzarse en nuestro camino. ¡Que tire la primera “piegra” aquel que no se “endiabla”. Pero ¿qué nos impulsa a ser agresivos?
Las personas utilizan una variedad de procesos conscientes e inconscientes, para manejar el enojo. Sus tres aproximaciones son: expresión, supresión y calma. El expresarlo de forma asertiva y no agresiva constituye la forma más sana. Para hacer esto, se necesita aprender a mostrar con claridad las necesidades y establecer como alcanzarlas sin dañar a los otros.
El enojo no expresado puede crear otros problemas como conductas pasivo-agresivas (vengarse de las personas de manera indirecta, sin decirles por qué, en lugar de confrontarlas) o la creación de una personalidad permanentemente cínica y hostil hacia los demás.
La supresión sucede cuando dejamos de pensar en el enojo y nos enfocamos en algo positivo. El fin es inhibirlo y convertirlo en una conducta constructiva. Sin embargo, el peligro de ello es que, si no se permite una expresión abierta, el enojo se vuelve interno y se vuelca hacia uno mismo, lo que puede ocasionar hipertensión, depresión y autoagresión.
Las conductas autoagresivas se pueden presentar impulsivamente como una forma de liberar tensión, y van desde comerse las uñas, jalarse el cabello o pellizcarse la piel hasta golpearse la cabeza, morderse las manos y rascarse o frotarse en exceso.
Existen muchas razones por las que una persona podría producir conductas autoagresivas, desde las bioquímicas hasta socioambientales. Otra razón por la cual un individuo puede golpearse la cabeza es para reducir el dolor de una infección del oído o una migraña.
Existen también causas sociales. Las personas que tienen dificultad para transmitir y comunicar sus necesidades pueden sentir frustración que, al incrementarse, se convierte en auto agresión. Para el tratamiento es importante analizar detalladamente el tipo, lugar y estímulos que disparan estas conductas, con el fin de poder diseñar una intervención apropiada.
Los seres humanos nacemos libres e iguales en dignidad y derechos.
Esto ha sido aceptado por los Estados en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Por tanto, aunque los seres humanos tenemos diferencias – debidas, entre otras razones, a nuestra edad y nuestro sexo–, ninguno de nosotros es inferior.
Los seres humanos contamos con el aprendizaje social, “una herramienta eficaz para convertir nuestras peleas, nuestros desajustes emocionales en oportunidades de aprender conductas y controlar emociones”.
GRACIAS MAESTRA. GRACIAS MAESTRO.
Bueno, usted no esta para saberlo, pero yo si para contárselo. El pasado martes 4 nuestro grupo de amigos y amigas, grupo al que denominamos “Alpha”, nos reunimos para desayunar teniendo como invitados a la profesora Irma Pérez Luna y al profesor Jorge Paniagua Herrera. Gozamos el buen decir de estas extraordinarias personas. Mientras el profesor Paniagua Herrera hacía crónica efímera, la profesora Pérez Luna hacía poesía. Las viandas estaban deliciosas, más la charla no tuvo igual. Historias, anécdotas políticas, uno que otro recuerdo de estudiantes, en fin la vida loca.
De pronto, la formalidad: La Maestra Irma pregunta al Mtro. Jorge: ¿Cómo se escribe “Tutoreado” o “Tutorado” y vieran oído y visto los sesudos análisis de ambos para determinar cual es la forma correcta de escribir la palabra que describe al sujeto aquel que está bajo la vigilancia, responsabilidad y protección de un tercero, que no es su padre o su madre. Geniales los maestros. Son mucha pieza. Así mero quiero ser: vivaracho, inteligente, audaz y valiente. “uta” ya parece comercial del Pancho Pantera. Ahora nos toca a nosotros—a ustedes y a mí – adivinar o realizar un sesudísimo análisis de cuál es la diferencia entre las palabras conciencia o consciencia. Si bien el diccionario acepta las dos grafías, también dice que no son intercambiables. En otras palabras, conciencia es la grafía más común, la más aceptable y la que más se emplea.
Si tuviéramos que diferenciar entre conciencia y consciencia, tendríamos que decir que la primera se refiere al sentido moral del bien y del mal: “Me remuerde la conciencia”. En cambio, puede emplearse consciencia en el sentido general de percepción o conocimiento: “Tengo consciencia de la enormidad de la situación”. Mas lo repito: casi nadie emplea el sustantivo consciencia, con s, y la gran mayoría de los editores y escritores cultos considera que se trata de una falta de ortografía, aunque no lo sea técnicamente.
…pero no acaba ahí. No, no, no, sigue la mata dando… Todas las demás formas de conciencia sí llevan la s, sea la negativa o las adjetivas: inconsciencia, consciente e inconsciente. Ojala que las academias tomen una decisión a favor de todos y simplifiquen la ortografía: o todo con c, o todo con sc. Si deseamos simplificar, lo mejor sería honrar al pasado, dejándolo en su lugar.
Pero mientras sean peras o manzanas, use usted estas grafías: conciencia, inconsciencia, consciente, inconsciente. ¿Fácil verdad? Ahora la tarea: ¿cuál es la diferencia entre consejo y concejo
DIA DE LAS MADRES.
Cambiando radicalmente de tema y a propósito que mañana es 10 de mayo “DIA DE LAS MADRES” y haciendo a un lado totalmente la mercadotecnia criminal y salvaje, que hay para festejar a mamá, me atrevo a sugerir que tenga cuidado al comprar el regalo para mami, no por que sean peligrosos, sino porque aumentan el trabajo de ella. Definitivamente no compren: ollas de presión, estufas, refrigeradores, licuadoras, máquinas de coser, etc. Estos aparatos le facilitan sus quehaceres, pero le quintuplican el trabajo. Mejor obséquienle algo que ella luzca, que presuma, que la haga reposar, que le renueve el gusto por vivir y tenga la paciencia para seguir aguantándonos. ¡Cómprele! Unos aretitos de 24 kilates, un anillito con una su piedrita incrustada, un su vestidito, un su paquetito de cd´s de Rosa Barocio. Y si van llevarle una su serenata de las que está rifando la Bella Liliana Penagos, llévenle, pero no tomen trago, porque ya que estén “bolos” se la van a mentotiar entre hermanos, primos, hermanas y primas y ella, pues no tiene la culpa que sus hijitos e hijitas no sepan comportarse en fecha tan significativa.
Recordemos el Cuarto Mandamiento de la Ley de Dios: “Honrarás a tu Padre y a tu Madre”.
Deberes con mis padres: Amor, respeto, obediencia y ayuda en sus necesidades. Pecados contra este mandamiento: Entristecerlos con mi conducta, insultarlos o despreciarlos, avergonzarme porque están enfermos, son menos instruidos o son ancianos, no saber callar sus defectos, desobedecer sus mandatos, abandonarlos física y económicamente, no atenderlos en sus enfermedades proporcionándoles los últimos sacramentos, si han muerto olvidarme de rezar por ellos. ¿Ta mucho? Hay que hacerlo, recibimos sus bendiciones.
¡Felicidades Madrecitas!
Mamá: Me haces falta, pero aprovecho la ocasión ¡Recomiéndame con Diosito!
Profr. Jesús Sánchez Rodríguez.
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