NUEVA YORK (AP) — Los aviones no se precipitan del cielo porque sí. La nave de Germanwings que cayó el martes en Francia estaba en la parte más segura del vuelo, pero algo salió horriblemente mal y derivó en la muerte de 150 personas.
La primera pista de lo que pudo haber ocurrido se extraerá de los restos del aparato. Si los escombros se encuentran poco esparcidos, el avión probablemente chocó contra las montañas intacto. Si están esparcidos, posiblemente se desbarató en el aire.
«Si uno ve un ala aquí y el fuselaje tres millas más adelante, no se requiere ser un experto para conjeturar que no ocurrió en tierra, que algo sucedió antes del impacto», dijo Todd Curtis, un ex ingeniero de seguridad de Boeing quien ahora dirige la Airsafe.com Foundation (Fundación de Seguridad Aérea.com).
El vuelo 9525 de Germanwings que se dirigía de Barcelona, España, a Duesseldorf, Alemania, se realizó en un Airbus A320, una aeronave de amplio uso en la aviación moderna, similar al Boeing 737. Hay más de 3.600 de ellas en operación a nivel mundial, según Airbus, que fabrica versiones casi idénticas del avión: los A318 y A319, más pequeños, y el A321, ligeramente más alargado. De estos últimos hay 2.500 en los aires, adicionales a los 3.600 del A320.
El A320 tiene un buen historial de seguridad, con sólo 0,14 accidentes fatales por cada millón de despegues, según un análisis de seguridad de Boeing. El que quedó destruido el martes fue entregado a Lufthansa —compañía propietaria de Germanwings— en 1991 y tenía aproximadamente 58.300 horas de vuelo con más de 46.700 recorridos.