El sistema de inmigración de Estados Unidos está lleno de agujeros, pero no solo en el acuciante punto de los indocumentados. También en el aspecto de la inmigración legal existen focos rojos que ameritan una solución de fondo.
Es el caso de las visas H1B, un esquema originalmente pensado para atraer al país profesionales extranjeros con grados universitarios y altamente calificados para realizar trabajos para los cuales, al menos en la teoría, no existen recursos humanos estadounidenses en cantidades o con las cualificaciones suficientes para cubrir las necesidades de las empresas.
Cada año, como narra el periódico The New York Times, se autoriza la concesión de cierta cantidad de visas H1B (actualmente 85,000 anuales, 20,000 de ellas para estudiantes extranjeros graduados de universidades estadounidenses), las cuales deben ser solicitadas por el empleador (no por el inmigrante) y por lo general la duración máxima de la estancia permitida con esa visa es de 6 años, aunque es posible solicitar después de un cierto periodo la residencia permanente.
Muchas empresas, sobre todo del área de la tecnología, han utilizado las visas H1B para nutrir de talento sus cuadros, y aunque el proceso es lento y sinuoso por lo general las perspectivas eran favorables. Una empresa estadounidense y un trabajador extranjero podían considerar que tras cumplir varios meses de espera, trámites y tarifas, la visa sería concedida y el inmigrante podría comenzar a laboral en la compañía en Estados Unidos.
Pero eso ha cambiado recientemente con la irrupción de compañías especialmente dedicadas a solicitar y manejar trabajadores con visas H1B, lo que ha propiciado que éstas acaparen un alto porcentaje de las plazas disponibles y desplacen a empresas más pequeñas, que simplemente ven superados los cupos y quedan apartadas de esta vía de contratación de personal. Y también existen quejas de que estas grandes compañías, que por lo general solicitan miles de visas cada año para profesionales de India, han provocado con su acaparamiento que muchas compañías estadounidenses deban desistir de crear empleos en Estados Unidos y deban enviar esas plazas a otros países, donde sí pueden obtener los profesionales capacitados que necesitan.
Según el Times, tan solo 20 compañías obtuvieron 32,000 visas H1B en 2014, mientras que miles de pequeñas empresas solicitantes obtienen muchas menos que eso y otras nada. Y lo más curioso es que muchas de esas empresas gestoras de visas H1B, como TCS, Infosys, Wipro o Tech Mahindra Americas operan desde la India y solicitan visas para que profesionales indios trabajen en empresas estadounidenses. De las 20 mayores firmas que obtuvieron visas H1B, siete operan desde la India y recibieron 16,573 visas H1B, más que las logradas por 11 compañías juntas que operan en Estados Unidos (entre ellas colosos como IBM, Amazon, Microsoft, Google, Apple, Intel y Deloitte y Touche).
Y, para colmo, los salarios ofrecidos por esas empresas indias son sustancialmente menores a los que ofrecen las compañías estadounidenses. Mientras las primeras pagan a los empleados que reciben visas H1B entre 60,000 y 80,000 dólares al año, Amazon, Microsoft o Google pagan a sus trabajadores con ese estatus de inmigración entre 90,000 y 130,000 dólares.
Es de imaginar que, ante tal concentración, una empresa pequeña, por ejemplo una ‘start-up’ que desea empezar un negocio de tecnología en Estados Unidos y necesita un tecnólogo extranjero para expandir sus operaciones a escala internacional, tiene muy pocas posibilidades de que su petición de visa H1B sea aprobada. Miles de solicitudes de visas H1B son rechazadas cada año simplemente por razones de cupo.
Así, esas grandes firmas de “outsourcing” han desestabilizado el sistema de visas H1B y encendido los focos rojos en un contexto en que todo problema de inmigración, legal o ilegal, tiene enorme resonancia política y económica. La cosa tiene tal relevancia que ha motivado ya a senadores federales a presentar una iniciativa de ley para reformar el sistema de visas H1B.
Por ejemplo, los senadores Chuck Grassley (R-Iowa) y Dick Durbin (D-Illinois) señalan que el programa de visas H1B no se pensó para desplazar a trabajadores estadounidenses con extranjeros, sino para cubrir las necesidades de empresas estadounidenses que no podían hallar en el país los recursos humanos que necesitaban. Pero el abuso de esa opción, que se ilustra en el acaparamiento hecho por las empresas de “outsourcing” ubicadas en India lo ha trastocado todo.
Ante ello, proponen cambios legales que prohibirían a las empresas contratar trabajadores adicionales con visas H1B si tienen más de 50 empleados y el 50% de ellos ya son beneficiarios de esa visa y/o de la L-1. Eso simplemente desplazaría del mercado a las compañías de “outsourcing” de trabajadores con visas H1B. Además, se daría en la nueva ley clara preferencia