Más de 500 personas murieron víctimas de un fuerte terremoto de magnitud 7,8 registrado el sábado en la provincia de Manabí, en el noroeste de Ecuador, según reportaron las autoridades.
El viceministro de Interior Diego Fuentes advirtió además que el número puede crecer, ya que los rescatistas están perdiendo la esperanza de encontrar supervivientes cinco días después del sismo.
2.000 personas no han sido aún localizadas y unas 20.000 se quedaron sin casa.
También hay miles de heridos y desplazados.
Cientos de trabajadores de emergencia llegaron desde Colombia, México, El Salvador, España y otros países.
Con el paso de las horas crecen los temores por la situación de las personas dejadas sin hogar por el sismo, la falta de agua potable y las enfermedades que puedan surgir.