Ariane Dor
Investigadora de Cátedras CONACYT en la Unidad Tapachula de ECOSUR
En 1947, en una selva llamada Zika (que significa frondoso en lenguaje Luganda) cerca de la ciudad de Entebbe, ubicada en Uganda, África, unos científicos que realizaban un estudio sobre la transmisión de la fiebre amarilla en monos Rhesus, en vez de encontrar esta enfermedad, detectaron por primera vez el virus zika en uno de los monos. Siete años después, el virus fue detectado por primera vez en una joven en Nigeria, demostrando su transmisibilidad al ser humano. El mosquito Aedes africanus fue identificado como vector del virus entre 1949 y 1964.
Los vectores son organismos vivos que sirven de puentes entre las personas, o entre los animales y las personas para la transmisión de enfermedades infecciosas. Muchos de esos vectores son insectos que al ingerir sangre de un portador infectado —persona o animal—, ingieren también los microorganismos patógenos que pueden ser virus, bacterias, organismos unicelulares, o inclusive gusanos. Posteriormente, cuando vuelven a ingerir sangre en un nuevo portador, transmiten el agente patógeno y la enfermedad que causa.
Los mosquitos son los vectores de enfermedades más comunes, pero existen otros como las garrapatas, moscas y pulgas.
Desde su descubrimiento hasta 2007, los casos confirmados de infección por el virus zika en África y Asia del sureste eran muy escasos. El primer caso de un brote mayor de la enfermedad ocurrió en abril de 2007, en la isla Yap, Micronesia.
La sintomatología era conjuntivitis, sarpullido y dolores de articulaciones, fácilmente confundible con el dengue, chikungunya y fiebre del Río Ross. Sin embargo, las muestras de suero de los pacientes en la fase aguda de la enfermedad contenían ARN del virus zika. Los síntomas de la enfermedad eran leves, 49 casos se confirmaron y 59 no, ninguno fue hospitalizado, ni hubo defunciones.74% de la población humana de la isla mostró anticuerpos contra el zika, pero ningún mosquito colectado tenía el virus.
A partir de noviembre de 2014 apareció un brote de zika aun mayor en Brasil (confirmado en abril de 2015). Se sospecha que el virus llegó a este país con el arribo de cientos de miles de visitantes que asistieron al Mundial de Fútbol 2014. La gran población de mosquitos Aedes aegypti presente en el país se volvió vector de la enfermedad. En las Américas, solamente esta especie de mosquito es considerada como vector, sin embargo, Ae. albopictus, igualmente presente en estos continentes, es un vector potencial de la enfermedad.
La propagación del virus a través de las Américas siguió un padrón similar al del virus del chikungunya que llegó anteriormente a estas regiones. Desde abril de 2015, el virus del zika se está propagando a casi todo Sur y Centroamérica, y por El Caribe.
En enero de 2016, el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) emitió una alerta para los viajeros que se dirigían a los países donde el zika se está transmitiendo actualmente. También, recomienda a las mujeres que piensan tener un hijo, consultar su médico antes de viajar.
La mayor preocupación que existe en relación con esta infección es que, a pesar de la levedad de los síntomas, provoca en mujeres embarazadas la muerte fetal, insuficiencias placentarias, restricciones en el desarrollo fetal y lesiones en el sistema nervioso central del feto.
Según el CDC, las autoridades brasileñas han reportado más de 3,500 casos de microcefalia entre octubre de 2015 y enero de 2016, lo que son 20 veces más casos que en tiempo normal. Algunos de los infantes afectados tienen un tipo severo de microcefalia (cabeza muy pequeña en consecuencia del subdesarrollo del sistema nervioso), mientras que otros no han sobrevivido. La enfermedad también se ha asociado con el síndrome de Guillain-Barré y otras afecciones tales como meningoencefalitis y mielitis aguda. Por otra parte se han reportado casos de transmisión sexual del virus.
Hasta la fecha no existe vacuna contra el virus, por lo que las medidas de prevención y de control se han enfocado en evitar las picaduras de mosquitos, evitar la transmisión sexual y controlar las poblaciones del mosquito vector de la enfermedad.
La mejor técnica para controlar los mosquitos usa el enfoque integral, implica la eliminación de los criaderos de larvas, la aplicación de larvicidas e insecticidas. Sin embargo, cada uno de estos aspectos tiene limitaciones. Las comunidades no pueden eliminar todos los criaderos potenciales. Las nebulizaciones peri-domésticas de insecticidas no son muy eficientes, mientras que las aspersiones intra-domiciliar y los larvicidas lo son en algunos casos, por lo que, entre otros, se recomienda buscar y probar nuevas estrategias y productos para controlar los vectores.
CONTROL. Desde hace más de 15 años, El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) colabora con el Programa Moscamed para mejorar la Técnica del Insecto Estéril (TIE) contra las moscas de la fruta, que son una plaga agrícola que tiene un fuerte impacto económico para nuestro país. En años recientes, y a raíz de la creciente importancia en la región de las enfermedades dengue, chikungunya y zika, transmitidas por mosquitos del género Aedes, ha surgido la iniciativa de aprovechar la experiencia y capacidades desarrolladas para aplicar la TIE para el control de mosquitos vectores.
La TIE consiste en la disminución de la tasa de natalidad del insecto que se desea eliminar, a través de la liberación de millones de insectos machos estériles en un área determinada del campo. Estos machos estériles compiten con los machos silvestres y fértiles por las hembras silvestres. Si hay más machos estériles que silvestres, la mayoría de las copulas que ocurren no generarán descendencia y el número de insecto disminuirá a lo largo del tiempo. Esta técnica fue aplicada exitosamente por primera vez contra el gusano barrenador del ganado en los años 1950-1960. Desde entonces, ha sido usada para controlar varias plagas agrícolas (incluyendo las moscas de la fruta) y vectores de enfermedades. En las últimas décadas, Aedes aegypti y Ae. albopictus han sido consideradas como especies blancos de esta técnica.
La introducción de esta nueva tecnología requiere la participación de la comunidad humana en la cual se va aplicar. La participación constante en el proceso es fundamental para facilitar e inclusive mejorar la lucha contra los mosquitos, ya que la comunidad es, simultáneamente, la población que se trata de proteger y una poderosa herramienta para limitar la incidencia de las enfermedades transmitidas por vectores. Se planea realizar talleres que se enfocarán en la adopción de la TIE por las comunidades.
Actualmente, ECOSUR colabora en dos proyectos del Centro Regional de Investigación en Salud Pública (CRISP) financiados por la División Conjunta FAO-IAEA, y el CONACYT. Estos proyectos están relacionados con la aplicación de la TIE para el control de Aedes aegypti. También se está concursando en dos convocatorias una lanzada por la USAID “Combating Zika and Future Threats: a Grand Challenge for Development” con una propuesta para controlar las poblaciones de mosquitos Aedes en Latinoamérica usando la TIE desde un enfoque integral de monitoreo; y en una convocatoria de proyectos institucionales multidisciplinarios y transversales lanzada por ECOSUR, con una propuesta para conocer la incidencia de estas tres enfermedades en México y Guatemala, a través de estudios epidemiológicos y ecológicos y laimplementación el uso de laTIE como componente de manejo integral de vectores en México y Guatemala para controlar las poblaciones de Aedes.
Además se tendrá un proyecto de cooperación técnica interregional para compartir las experiencias y formar capital humano que permita la adopción de la tecnología en los países de Latinoamérica. La primera reunión de este proyecto será en Tapachula, en julio de 2016.