* Recibe obispo la visita de Jóvenes de la Pastoral.
Me alegra y me llena de esperanza el anuncio de que, por fin, este lunes se regularizan las actividades en las escuelas de Chiapas.
Celebro que los dirigentes y la mayoría de quienes integran la CNTE en nuestro Estado hayan llegado a un acuerdo político con las autoridades locales y federales, para suspender el paro tan prolongado y fatigoso que mantuvieron por meses, debo reconocer el esfuerzo de los líderes magisteriales y de nuestras autoridades para evitar que hubiera un desalojo violento, que habría dejado huellas sangrientas que todos lamentaríamos, los radicalismos y extremismos no ayudan, sino que causarían mayores males.
Comprendo que haya algunos maestros y padres de familia que no quedaron conformes con los acuerdos, pero hay que tomar en cuenta el bien de Chiapas y los derechos de los niños a su educación escolarizada, en una negociación, no se puede pretender que se logren todos los objetivos de un movimiento, en este caso, se concedieron muchos beneficios a los maestros, que son fruto de su lucha y de sus esfuerzos, son logros que no se pueden infravalorar.
Derrocar la reforma educativa no es asunto sencillo que dependa de un solo grupo magisterial, sino de un movimiento que fuera más generalizado en los diversos sectores de la sociedad, en todo el país, esta reforma se está implementando sin mayor oposición, lograr que se modifiquen algunos de sus artículos, debe ser la lucha que ha de seguir, ya no suspendiendo clases, sinoe presentando al Congreso Federal los cambios legislativos que los maestros de la CNTE consideren necesarios.
La lucha política debe seguir, pero llevando las propuestas ante las instancias federales pertinentes, como son los senadores y los diputados locales, porque es allá donde se resuelven los cambios de las leyes.
Espero que este lunes se reanuden las clases en todas las escuelas del Estado, y en los lugares donde persistiera el problema, exhorto a los padres de familia a dialogar con los maestros, para que no sean los niños quienes sufran más deterioro en su educación, pero hay que evitar la violencia, pues ésta genera más daños que beneficios.
Como diócesis, apoyamos los diálogos entre la CNTE y las autoridades, para que se respeten los justos derechos de los maestros; pero no apoyamos un paro indefinido que lesione los derechos de los niños, ni métodos que dañen a la sociedad, las soluciones políticas son transitorias, pero muchas veces son el único camino para encontrar la paz social. Seamos comprensivos y todos, maestros, padres de familia y comunidad, pongamos lo que nos toca para que Chiapas supere sus rezagos educativos.