El sábado 6 de mayo, a las 9 de la mañana, cuando llegaron las personas que atienden la casa para migrantes “San Martín de Porres”, que implementamos en esta ciudad de San Cristóbal de Las Casas, ubicada en Prol. Insurgentes 87, se percataron que unos ladrones habían entrado la noche anterior, probablemente por una ventana, a robar algunas cosas. No había migrantes, porque su hospedaje se les proporciona en la Fundación Leon XIII, que está en la Finca San Martín. Forzaron puertas y se llevaran, entre otras cosas de menos valor, una computadora que contenía los datos de los migrantes, una cámara con fotos de migrantes, y un poco de dinero en efectivo que había. Se acudió al Ministerio Publico para levantar la denuncia correspondiente.
El viernes 5, andando en visita pastoral en la Misión Santísima Trinidad, que atienden los padres jesuitas en la frontera con Tabasco y Guatemala, pasé a la comunidad Emiliano Zapata, entre Chancalá y Nuevo Francisco León. Allí, se ha implementado otra casa para migrantes, pues es un lugar por donde muchos de ellos caminan para llegar a Palenque. Había unos migrantes de Honduras, que es el país de donde más proceden, por la pobreza y la inseguridad que impera en ese país, y me platicaron que, el día anterior, un joven de la misma comunidad Emiliano Zapata los amenazó con violencia y les quitó parte de sus pertenencias. Ellos lo comunicaron en el mismo albergue y se ubicó al joven ladrón, quien les regresó lo robado.
Esto demuestra que son los mismos mexicanos sin corazón quienes asaltan y roban a los migrantes, que vienen en condiciones muy precarias, pero que se exponen a todos los peligros, con tal de huir de la violencia y la inseguridad que viven en su país. Es lamentable que, en vez de acoger a los migrantes como hermanos, se les asalte y se les quite lo poquito que tienen.
Hemos implementado varias casas para migrantes: En Palenque, en Salto de Agua, en Comitán, en Frontera Comalapa y en San Cristóbal de Las Casas, además de los servicios que les ofrecen todas las parroquias por donde pasan. Son admirables y dignos de elogio todos los mexicanos que abren su corazón y les ayudan con alimentos, dinero y servicios. Son la mayoría quienes les procuran ayudar. Sin embargo, lamentamos que haya ladrones, sobre todo jóvenes, que les roban y los explotan. Esto es otra señal de la descomposición de las familias, donde hay un padre alcohólico, irresponsable, ausente, que no sabe educar a los hijos en el respeto, en el trabajo y en la solidaridad. Ojala que salvemos a las familias y se mantengan unidas, para que los hijos crezcan con sentimientos de amor y servicio a los migrantes y a todos los que sufren.