Con una inversión de 35 millones de pesos, la Zona Arqueológica del Templo Mayor, capital de la antigua civilización mexica, estrenó iluminación artística, lo que permitirá que por las noches y desde el exterior, se puedan observar las ruinas arqueológicas.
Bajo supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y del Museo del Templo Mayor, la Agencia de Gestión Urbana (AGU) instaló 140 proyectores con tecnología de LED RGB de 30, 50 y 135 watts, de distintos colores y atenuación a fin de resaltar las particularidades de los vestigios.
De acuerdo con la AGU, la iluminación se colocó desde el exterior de las ruinas, a fin de evitar afectaciones en el sitio arqueológico. Destacó que “la iluminación de ciertas zonas del exterior e interiores permite resaltar el relieve, texturas, y colores a través de la proyección y reflejo de la luz sobre la fachada, basamentos y esculturas”.
El Templo Mayor fue el centro de la vida política y religiosa de la sociedad mexica. El sitio que comprendió en su momento 1.2 hectáreas, albergaba el templo doble dedicado a Tláloc y Huitzilopochtli. También estaban ahí la llamada Casa de las Águilas, el Templo de Ehécatl, el Tzompantli, el Juego de Pelota y el Calmecac, entre otras edificaciones. Una de las piezas más admiradas es el relieve de la diosa Coyolxauhqui, localizada al píe de la escalinata que conducía al adoratorio dedicado a Huitzilopochtli.
Este sitio arqueológico es el resultado del llamado Proyecto Templo Mayor, que en marzo próximo celebrará 40 años de trabajo e investigación fructífera.
A lo largo de esas cuatro décadas se han realizado destacados descubrimientos, como los de los monolitos de la Coyolxauhqui y Tlaltecuhtli, así como innumerables investigaciones en torno a ofrendas, arquitectura del templo y materiales hallados, entre otros temas.
(Con información de El Universal y el Instituto Nacional de Antropología e Historia)