El Ministerio del Interior de Egipto ejecutó este martes a 15 hombres acusados de pertenecer a un grupo terrorista y de llevar a cabo atentados contra las fuerzas de seguridad en la península del Sinaí, según ha informado la agencia de noticias Reuters. Esta es la cifra más elevada de personas ajusticiadas en un solo día desde que el mariscal Abdelfattá Al Sisi accediera a la presidencia del populoso país árabe en verano de 2014.
Los 15 hombres, todos ellos ejecutados en la horca en dos prisiones diferentes situadas al norte de Egipto, habían sido condenados a la pena de muerte el pasado mes de noviembre. Entre los cargos en su contra figuraba el asesinato de nueve soldados en un puesto de control en el Sinaí en el año 2013, el intento de cometer atentados en al-Arish, la principal ciudad en la franja de norte de la península, y la posesión de explosivos.
La noticia llega una semana después que Wilaya Sina, la filial del autodenominado Estado Islámico en la zona, destruyera un helicóptero estacionado en el aeropuerto militar de al-Arish, provocando las muertes del piloto, de un guardia de seguridad, y del jefe de gabinete del ministro de Defensa. El atentado, realizado con un misil antitanque, se produjo mientras el ministro de Defensa, Sedki Sobhi, y el del Interior, Magdy Abdel Gaffar, visitaban las instalaciones. Estos hechos ponen en evidencia que el grupo terrorista dispone de un sofisticado servicio de inteligencia, pues el viaje de los ministros no era de dominio público.
Wilaya Sina reivindicó el ataque a través un vídeo en el que se podía ver el disparo del proyectil mientras diversos milicianos gritaban Allahu Akbar (“Dios es grande”, en árabe). En una ceremonia oficial celebrada el pasado sábado en la ciudad de Ismailiya, el presidente Al Sisi amenazó con “responder a los grupos terroristas con violencia”. Desde el golpe de Estado de 2013, centenares de personas han sido condenadas a la pena capital, y la mayoría de ellas se halla todavía en el corredor de la muerte.
El Sinaí, convertido en un auténtico polvorín desde 2013, es la principal base de operaciones de Wilaya Sina, considerada por muchos analistas como la filial más potente del Estado Islámico en Oriente Medio. Si bien en sus inicios las acciones de esta milicia tenían como objetivo sobre todo a policías y soldados, durante los últimos meses ha cometido numerosos ataques contra civiles.
El más sanguinario tuvo lugar el pasado mes de noviembre, cuando una veintena de personas abrió fuego de forma indiscriminada contra los fieles que llenaban a rebosar una mezquita sufí en el Sinaí, segando la vida de más de 300 personas. Este mismo grupo fue también el responsable del atentado contra un avión civil ruso en el Sinaí a finales del 2015, en el que murieron 220 personas entre pasajeros y tripulación.