Diego Victorio
A proceso interno…justicia divina.
“Si rompo la alianza PRI-Verde en Chiapas, se cae en el 99% de los estados”, habría sido la respuesta de Enrique Peña Nieto a Manuel Velasco.
El contexto: la reunión donde se evaluaría el acuerdo que días antes había logrado Luis Miranda Nava, del que hablé en mi columna de ayer 22 de enero y que titulé “Desenmascaran a Aurelio Nuño y cae alianza PRI-Verde en Chiapas”.
La cita: 15 : 30 de la tarde. La sede: Residencia oficial «Los Pinos».
Enrique Peña Nieto, Enrique Ochoa Reza, Manuel Velasco Coello, Arturo Escobar y Vega, los asistentes.
Intrínsecamente, lo dicho por Peña, confirmaba lo que se había especulado en análisis nacionales, el PVEM y Nueva Alianza no se sienten cómodos coaligados con el PRI, en los estados donde habrá de elegirse gobernadores.
Inclusive en Michoacán y Estado de México la alianza entre ellos es parcial.
Desde ahi era notorio que Peña Nieto, desde mi óptica, decidiría darle una salida salomónica al tema. ¿Por qué?
Fácil de discernir.
Se filtraba por la tarde de ayer que permitiría que la alianza PRI-Verde fuera en Chiapas.
Empero, se supo que daba paso al génesis de una gran coalición de partidos, que sería guiada vía control remoto desde la casona de “El Mirador”.
Aquel apotegma político que reza “falsas enemistades y acuerdos de verdad”, saltaba a la vista.
Y es que, un gran monstruo de siete cabezas que llevaría por nombre “Dignidad por Chiapas”, tendría su alumbramiento ayer por la noche.
Siete, sí, siete cabezas.
Tres cabezas nacionales, Partido Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD), y Movimiento Ciudadano.
Dos locales, Mover a Chiapas y Chiapas Unido. Van cinco, sí.
Venía lo inevitable. Aquí asomaban la cabeza dos más, que sin dudarlo inclinarían la balanza.
A la gran coalición se uniría de facto la estructura completa del Partido Verde Ecologista (PVEM), que con cartas, marchas, mítines, desplegados y posteos en redes, han manifestado su profundo rechazo al PRI, al tricolor de Albores.
La séptima cabeza, la del dolor, la que clavaría la daga: es la militancia priista que ha hecho público su repudio a Roberto Albores Gleason.
Esa es por la que se lamentaría toda la vida. Figuras como Willi Ochoa Gallegos, Andrés Carballo Bustamante, Juan Oscar Trinidad, Roberto Dominguez, José Antonio Aguilar Bodegas, Aquiles Espinosa, Arely Madrid Tovilla, han manifestado su animadversión a Roberto Albores.
Sigue el elenco: Sergio Lobato García, Ricardo Borges Espinosa, Sami David David, también, en su momento, exigieron orden y transparencia en el PRI que dirigía Gleason.
Envolturas, condimentos, matices que horadarían al PRI, en la elección de julio.
Ingredientes que hacían que lo que parecía una carrera de tercios se reduciría a dos: las supuestas dos coaliciones “Dignidad por Chiapas” (PRD, PAN, MC, Mover a Chiapas y Chiapas Unido) y “Juntos Haremos Historia” (MORENA, PES, PT), son las que disputarían, en una elección polarizada, la primera magistratura de Chiapas.
El caldo de cultivo estaba dado.
Sin embargo, un cierre de fotofinish cambió la historia.
De última hora, un arrepentimiento, no miedo, arrepentimiento, dio otro giro de 180 grados a la atmósfera politica local.
La gran coalición cambió de nombres, de partidos y de formato.
De «Dignidad de Chiapas» mutó a un segundo nombre: «Todos por Chiapas».
Y de ser el PAN-PRD y MC los chambelanes, ahora los consortes eran otros.
Ligados van PVEM, PRI, PANAL, Mover a Chiapas y Chiapas Unido
La candidatura de la coalición se definirá a través de un proceso ortodoxo, una consulta a la base.
Justicia divina, dicen los conocedores.
Comentarios Atrincherados
***Eduardo Ramirez Aguilar, Luis Armando Melgar y Roberto Albores Gleason serían los jugadores.
Aunque a la hora de redactar las bases se podría incluir a Enoc Hernández y Fernando Castellanos.
*** Restaurant Puerto Chico en la Ciudad de México habría sido el bunker alterno donde se recompuso el rumbo de la coalición.