Japón se ha convertido en el país de la soledad. La cultura del honor y del trabajo se han impuesto en una sociedad donde ya no es fundamental tener amigos y familia, sino aparentarlo.
Las agencias de alquiler de familias han surgido para guardar las apariencias, cumplir con las tradiciones o suplir las necesidades afectivas de su creciente número de clientes.
Un ejército de actores profesionales personifican variados papeles como los padres de un novio huérfano o los compañeros de trabajo de un desempleado durante una fiesta familiar.
La empresa que asegura ser la creadora del concepto familia en alquiler se llama Hagemashi-tai, que significa “deseo animarte” y fue fundada por Ryūichi Ichinokawa en 2006 cuando constató los estragos causados en las familias por la desaparición de un ser querido.
Pero la precursora del negocio fue la empresaria Satsuki Ōiwa, quien en 1989 alquilaba hijos y nietos para ancianos solitarios porque sus familiares no tenían tiempo de visitarlos.