Pagina a cargo de Mercedes Dìaz Solis.
Roma, 26 abr (EFE).- Las procesiones, cánticos y oraciones de los cientos de miles de fieles que ya han llegado hasta Roma para la canonización de los papas Juan Pablo II y Juan XXIII convirtieron hoy a la Ciudad Eterna en una Iglesia a cielo abierto.
Las órdenes, grupos religiosos y parroquias llegadas desde todas las partes del mundo a Roma este fin de semana hacen sentir su voz y no hay rincón de la capital donde no se preparen pequeños conciertos, se escuchen canciones o se rece colectivamente.
Mientras que procesiones de devotos de Juan Pablo II o de Juan XXII recorren con sus fotografías las calles y plazas del centro de la capital.
Un grupo de jóvenes Legionarios de Cristo también llegaron al centro de Roma con una cruz de madera para que los peregrinos y turistas pudieran clavar en ella sus cartas con los ruegos a los nuevos santos y que mañana serán llevados a San Pedro.
Mientras tanto, miles de jóvenes ya se encuentran acampados en los aledaños de la Plaza de San Pedro y Via de la Conciliazione, la gran avenida que une Roma con la Ciudad del Vaticano, con sus sacos de dormir, guitarras, y pocas ganas de dormir, preparados para pasar la noche a la intemperie y conseguir un buen puesto mañana durante la misa.
Otros «papaboys», como se les llamó a la jóvenes que comenzaron a participar numerosos en la Jornada Mundial de la Juventud que convocó Juan Pablo II en 1984, esperan que abran las doce iglesias romanas donde se vivirá la «Noche blanca de la oración».
No hay invitaciones, ni entradas, por lo que los jóvenes quieren ser mañana los primeros cuando a las 7.00 hora italiana (5.00 GMT) se abran los accesos a la plaza.