Durante siglos, las mujeres y los niños de la tribu Fore en la isla de Papua Nueva Guinea devoraron los cerebros de sus familiares durante las ceremonias funerarias, en señal de respeto.
Con el tiempo, la práctica condujo a que una peligrosa bacteria se diseminara en los cerebros de las mujeres, causando una enfermedad degenerativa llamada “kuru”, variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, que llegó a matar al dos por ciento de su población cada año. La práctica caníbal fue prohibida en la década de 1950, pero dejó una huella en la tribu Fore que sólo ahora los científicos han podido detectar.
En un estudio publicado en la revista científica Nature, un equipo de investigadores dijo que había identificado en individuos Fore un gen de resistencia específica a los priones, que protege contra todas las formas de Creutzfeldt-Jakob (ECJ).
Los priones son agentes infecciosos que con frecuencia causan enfermedades mortales del cerebro, como la ECJ en los seres humanos y la EEB (encefalopatía espongiforme bovina o enfermedad de las vacas locas) en el ganado vacuno.
«Este es un ejemplo notable de evolución darwiniana en los seres humanos, la epidemia de la enfermedad priónica escogiendo un cambio genético único que proporciona protección completa contra la demencia invariablemente fatal», dijo John Collinge, del Instituto de la Unidad Prion de Neurología de la universidad de Londres, quien participó en la investigación.
La mutación genética de la tribu Fore consiste en que el genoma que codifica las proteínas priónicas contiene un aminoácido diferente, valina. En el resto de los seres humanos y todos los demás animales vertebrados en el mundo este genoma tiene un aminoácido llamado glicina.
“Varias personas justo en el epicentro de la epidemia tienen esta diferencia que no he visto en ninguna otra parte del mundo», señaló Collinge.
Un estudio publicado previamente por la revista Science había demostrado que individuos en Japón y Europa tenían cierta protección genética contra los priones pero el gen detectado por el equipo de Collinge es especial porque parece producir proteínas mutantes incapaces de generar cualquier tipo de prión.
El científico dice que ahora su equipo realiza más estudios para comprender la base molecular de este efecto, con la esperanza de encontrar pistas sobre los mecanismos que en el cerebro desarrollan enfermedades mentales y generan las formas más comunes de demencia.
Alrededor de 47,5 millones de personas parecen demencia en el mundo y hay 7,7 millones de nuevos casos cada año, según la Organización Mundial de la Salud.