MÉXICO DF (Reuters) – El primer aumento de tasas de la Reserva Federal en más de nueve años pasó de ser el evento más temido a la mejor noticia que podrían recibir los inversores extranjeros en pesos y bonos mexicanos.
La mayoría de las apuestas señalan que la Fed subirá su tasa referencial el 17 de septiembre, dando inicio a un esperado ajuste monetario que pondría fin a un agotador periodo de incertidumbre financiera y disiparía las dudas que impiden revivir los debilitados flujos a mercados emergentes.
La posibilidad de una apocalíptica fuga de capitales parece descartada por la mayoría de los expertos.
De cumplirse su pronóstico, una breve fase de turbulencia daría paso a una recuperación de la moneda local -hoy en mínimos históricos ante el dólar- y de los bonos soberanos, cuyos rendimientos superan por mucho a los de pares estadounidenses.
Sin embargo, dos escenarios podrían prolongar la agonía: que la Fed mantenga la incertidumbre posponiendo aún más la primera alza, o que el proceso subsecuente de aumentos sea vertiginoso y lleve a una salida desordenada de capitales.
«A todos los mercados emergentes lo que nos conviene es que ya subieran de una vez para estar evitando estos episodios», dijo Carlos Capistrán, de Bank of America-Merrill Lynch.
El reciente derrumbe del peso, que forzó a autoridades a redoblar sus medidas para apuntalarlo, es el ejemplo más claro del daño provocado por la falta de certeza.
El peso acumula una pérdida anual de casi el 11 por ciento, la tercera mayor entre las 10 monedas más negociadas del mundo. Pero cerraría el año casi un 5.0 por ciento más fuerte que hoy, por la expectativa de un rally de alivio tras el alza de la Fed, según la última encuesta del banco central.