Es muy lamentable y preocupante la decisión de Donald Trump de excluir a los Estados Unidos del acuerdo firmado en París por casi 200 países de todo el mundo, para proteger nuestro planeta ante tanta contaminación que se produce y que está matando la vida animal, vegetal y humana. Trump aduce razones meramente económicas para proteger el empleo y los sistemas de producción de su país, sin importarle el daño que causa a toda la humanidad. Tiene una visión egoísta, auto-centrista, economicista y, en definitiva, anticientífica e inhumana. Cuando a alguien el dinero le ciega el alma, ya no ve más allá de sus intereses y puede convertirse en un desastre para todos nosotros. Esperamos que haya personas sensatas en su país que le impidan cometer tantos atropellos a los derechos humanos colectivos.
Sin embargo, entre nosotros hay personas con las mismas actitudes. Tiran árboles, sin reponerlos, sólo pensando en su necesidad económica. Lo que les importa es obtener dinero, sin importarles la comunidad, los hijos, las generaciones futuras, el bien social. Hay métodos ecológicos y seguros de explotación maderera, cuando se promueve la siembra y el cultivo de árboles, para producir maderas que son necesarias, pero sin dañar el medio ambiente.
Hay quienes tiran árboles no para vender madera, sino para sembrar maíz o frijol, y así remediar su pobreza y alimentar a su familia. Lo hacen por necesidad. Sin embargo, no advierten que, al talar árboles sin un proceso racional, exponen a la madre tierra a quedarse sin protección. Vienen las lluvias y se llevan toda la tierra cultivable, que va a dar a los ríos, que se hacen cafés o chocolatosos por toda la tierra que llevan, y a los pocos años, ya no queda tierra para sembrar, sino sólo piedras y arena. La desertificación progresiva de las montañas la podemos comprobar al borde de nuestras carreteras, sea de San Cristóbal a Tuxtla, sea a Comitán y a otras partes. Acabaron los árboles; durante algunos años pudieron sembrar maíz y frijol; pero ahora sólo quedan piedras, desierto, destrucción, muerte y soledad. ¿Eso quieren dejar a sus hijos?
Es lo mismo que está pasando en el sur de nuestra ciudad. Están tirando árboles para hacer viviendas sobre las montañas. Pero se están deslavando los cerros y afectando el medio ambiente. No hay autoridad que regule el crecimiento de nuestras ciudades. ¿Cómo les darán servicios a quienes vivan en esos cerros?
Seamos responsables con el medio ambiente, para proteger la vida de todas y todos. No hay que tirar basura por todas partes, sino ser responsables de la vida comunitaria.