A un mes de mi inicio en la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, mi primera reacción es de gratitud: a Dios que me ha enviado a esta misión, incluyendo las mediaciones humanas que han intervenido en ello. Gratitud también a todas las personas y comunidades que forman la Diócesis, pues he sido recibido muy favorablemente, lo cual me motiva a seguirme dando, sosteniendo la continuidad del trabajo pastoral que se ha estado realizando.
Alcanzo a ver otras luces y también algunas sombras.
Menciono primeramente algunas luces: En las reuniones que he tenido con diversos grupos, veo frecuente participación de sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, varones y mujeres, corroborando que viven el criterio de que la misión es de toda la Iglesia y no sólo de unos cuantos; unido a esto, veo muchos signos de caminar sinodal, o sea de caminar juntos, escuchándonos mutuamente, hablando con claridad y valentía, escuchando con humildad, escuchando al Espíritu Santo que habla a través de nosotros; en muchos percibo que no tienen miedo al despojo, a la pobreza; están en decidido espíritu de salida y como pastores con olor a oveja. Me agrada comprobar que hay buen número de sacerdotes y de seminaristas indígenas.
Menciono también algunas sombras: Hay muchos conflictos en los pueblos y que tienen un contexto sociopolítico que los enfrenta y divide; también hay conflictos en lo religioso y al interno de la vida parroquial, signo de mentalidades y actitudes divergentes; algunas personas o grupos se han cansado y amenazan en actuar con violencia; hay frecuentes bloqueos de carreteras, que dificultan o impiden el traslado a las comunidades. También falta crecer en corresponsabilidad ante algunas carencias en la economía diocesana, o falta dar a conocer dichas carencias ante grupos humanos que pueden ser eficaces bienhechores.
Comparto desde la vivencia de ejercicios espirituales con el presbiterio. Es semana llena de la presencia de Dios, para reconocer más luces y sombras, signo de la realidad humana, no del todo perfecta, no del todo negativa. Dios Padre, rico en misericordia, nos sostenga con Su gracia para responder a la misión a la que Jesucristo nos sigue llamando y enviando.
+Mons. Rodrigo Aguilar Martínez
Obispo de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas.