En mi carácter de diputado local y como ciudadano chiapaneco, condeno enérgicamente el comportamiento denigrante, déspota y fuera de lugar del Secretario de Salud del estado, José Manuel Cruz Castellanos, quien en reiteradas ocasiones ha demostrado que no es la persona idónea para estar al frente de una dependencia que hoy juega un papel fundamental, dada la magnitud de la emergencia sanitaria por el Covid-19.
Como servidor público, el secretario tiene la responsabilidad de respetar a la ciudadanía y velar por el bien común; sin embargo, con sus declaraciones no ha hecho más que incitar al odio, discriminar y humillar a los pueblos indígenas, al personal médico que todos los días pone cuerpo y alma para salvar vidas; y a las mujeres periodistas.
Su cargo requiere templanza, seriedad y dominio propio; el escenario histórico que vivimos lo exige. Pero al parecer él no se da cuenta de que, ni en este ni en otros momentos, hay lugar para el chiste fácil y el escarnio como respuesta a los cuestionamientos sobre su ejercicio público. Su comportamiento solo desnuda una profunda ineptitud que el pueblo de Chiapas no merece.
Expreso mi absoluta solidaridad a las y los trabajadores de la salud, quienes han sido subestimados por el señor José Manuel Cruz Castellanos, a pesar de que están dando todo de sí para que más personas le ganen la batalla al Covid-19, aunque muchas veces, y aun con las solicitudes que se han hecho, no cuenten con lo necesario para laborar en condiciones dignas.
Mi respaldo también para el gremio periodístico de Chiapas, que comprensiblemente exige del Secretario de Salud una disculpa pública por las manifestaciones misóginas y prepotentes que emitió hacia la reportera Lizbeth Leyte, a quien reconozco por su profesionalismo y valentía. Considero que lo ocurrido es un atentado contra la libertad de expresión, y una forma de violencia de género.
Por lo anterior, como diputado de la LXVII Legislatura, solicito al Ejecutivo del estado que considere la destitución del señor José Manuel Cruz Castellanos. Y que su lugar sea ocupado por una persona chiapaneca, comprometida y dispuesta a servir con respeto a la población, y que además tenga un alto sentido de los derechos humanos.